¡En este desafío no estás solo!
¿Por qué algunas frutas y vegetales no son los alimentos favoritos de nuestros hijos? Esto no siempre se debe al sabor o a la textura de los alimentos como tal. Quizás hace falta aplicar uno de los ingredientes esenciales para los niños: ¡la imaginación!
Aquí descubrirás algunos trucos y consejos que te ayudarán a conquistar el paladar de los más pequeños. Además de alimentarlos saludablemente, estarás educándolos para siempre. ¡Los buenos hábitos pueden durar toda la vida!
1. Explícales los beneficios
¿Ya lo has hecho? Pues sigue agregando más beneficios y no te preocupes si exageras. No hables de vitaminas sino de súperpoderes, de huesos de hierro, de vista de dragón, de uñas brillantes de unicornio o de pelo hermoso de sirena. ¡La imaginación de los niños puede ser un recurso inagotable!
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2. Enmascara el sabor
A algunos niños les cuesta ingerir alimentos con sabores amargos, como el de la espinaca y otros vegetales verdes, que son una excelente fuente de calcio. Por eso, muchos adoran ingredientes como el kétchup, que enmascaran los sabores originales y añaden un toque dulzón.
Un buen truco es mezclar estos vegetales amargos con otros más dulces como la calabaza, el maíz, los guisantes y la zanahoria. ¡Haz cremas o purés en los que predominen estos sabores de verduras dulces para que las más amargas sean casi indetectables! Por otra parte, para las frutas menos apetitosas, haz lo mismo, pero con batidos, sorbetes, helados y jugos.
3. Cambia la forma
¿Sabías que, según los expertos, la adaptación del paladar suele darse después de probar un alimento 10 o 15 veces? ¡No te alarmes si no resulta de la primera! Tu meta es que tus niños sigan probando los sabores una vez más para poco a poco acostumbrarlos.
Crea dibujos con la ensalada o con el postre de frutas. Lo que cortes en rodajas, córtalo ahora en cuadraditos y viceversa. Crea hombrecitos, peces, barcos y soles. La zanahoria rallada puede ser el pelo de una carita sonriente. Una rodaja de tomate puede ser una mariquita si le agregas rodajas de aceitunas negras. Crea brochetas con tomates cherry y cuadraditos de queso y pepino. ¡Lo importante es que los presentes de una manera diferente y creativa!
4. Reinventa los nombres
Los niños reaccionan positivamente cuando algo les llama la atención. Si consigues asociar un alimento a un momento divertido, ya llevas mucha ventaja. Por el contrario, si tus hijos ya han creado un tipo de resistencia a un determinado alimento, entonces tendrás que llevar a cabo un proceso de “limpieza” y contrarrestar el problema de varias formas.
Una de ellas será eliminar el nombre que le ocasiona a tus hijos “tantas experiencias negativas” a la hora de comer. Por lo tanto, “brócoli” tiene que desaparecer y en su lugar nacerán los “arbolitos”, “nubes”, “marcianitos”, “cerebritos” y todo lo que tu imaginación o la de ellos invente. Tan pronto se sonría con la invención, sabrás que vas en la dirección correcta y sin querer, ¡estarás creando cuentos con tus hijos!
5. Diviértanse con cada mordisco
¡Piensa que comer con tus hijos es algo que harás varias veces al día y por muchos años! Así que es una buena oportunidad para divertirte con ellos.
Crea una ronda por turnos, una especie de concurso, desafío o apuesta en la que todos deberán hacer algo al dar su bocado: un gesto divertido, un sonido de animal o un baile con las manos (¡o todo a la vez!). Quien coma una “nubecita verde” y haga el gesto más divertido gana. ¿Tus niños quieren que seas un gigante que se come los “arbolitos verdes” a mordiscos? Pues entonces que todos griten a coro “¡No, por favor, no me comas!”. ¡Prepárate para participar porque solo será efectivo si todos se ríen juntos!
Otros trucos efectivos
- Utiliza bandejas y platos con motivos de sus personajes favoritos
- Haz la compra con ellos y vayan en búsqueda de los alimentos con súperpoderes
- No les llenes el plato de frutas o vegetales; sirve una porción pequeña para cada uno
- Involúcralos en la cocina, ¡que cocinen contigo lo que comen!
- No les obligues a comer frutas específicas; es mejor darles la oportunidad de elegir entre dos opciones para que sientan que ellos están en control
- ¿Tienes un jardín? Planta un pequeño huerto. ¡Acércales a las frutas o vegetales desde otro ángulo!
Y, sobre todo, sé un ejemplo
Nada de esto funcionará si no lo haces tú primero. Recuerda que eres el ejemplo para todo y ellos imitarán lo que hagas. Así que activa tu imaginación e inclúyela en tu próxima receta. ¡Te sorprenderás!
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