¿Sabías que el 90 por ciento de nuestras decisiones las tomamos de manera inconsciente?
Funcionamos todo el día como si tuviéramos un modo de piloto automático que toma decisiones básicas por nosotros. Esta es una función de nuestro cerebro para ahorrarnos energía. El desayuno, el camino al trabajo, las meriendas, la hora del baño: todas son actividades que ejecutamos sin darles mucho pensamiento.
Ahora, ser rutinario puede traer problemas cuando la rutina no es saludable. Los malos hábitos alimenticios son un buen ejemplo de ello. Se ha comprobado que a la larga, la mala alimentación puede tener consecuencias poco favorables para la salud y el bienestar.
Prepárate para luchar contra tus hábitos
Al mirarte al espejo, ¿piensas que deberías cambiar tus hábitos alimenticios? ¿Lo piensas si te cansas subiendo escaleras? El sobrepeso, el malestar físico o la baja energía son solo síntomas que indican que hoy debes cambiar algo. Es en estos momentos que tomamos la decisión consciente de cambiar nuestras rutinas inconscientes. ¿Estás listo para transformar tu estilo de vida?
¿Cómo se crean los hábitos?
¿Te has dado cuenta que todos nuestros hábitos están asociados a un lugar o situación? Muchos los adquirimos durante la niñez, como el de dejar el plato “limpio” como decían nuestros padres (en aquel momento sí era una táctica para alimentarnos bien). Puede que hoy día en casa de tus padres comas un tipo de comida que no comes fuera de ella, solo porque allí te recuerda a memorias felices; o que tomes alcohol los viernes para “liberar” el estrés de la semana.
¿Vas a hamburgueserías o pizzerías cuando no quieres cocinar? ¿Solo comes “pop corn” en el cine y chocolates cuando estás triste? ¿En los almuerzos del trabajo, te ajustas a lo que comen todos? ¿Crees que en un cumpleaños es obligatorio probar el bizcocho?
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Así de fácil vamos acumulando hábitos sin fundamento, asociándolos con personas, ambientes y fechas, y paulatinamente dejamos de controlar nuestras decisiones sobre la comida, nuestro peso y cómo sentirnos mejor.
Estrategia: ¡Cambio de ambiente, cambio de hábito!
Reflexiona sobre tus hábitos alimenticios
Cómo empezaron, cuándo se desencadenan, qué comes y cuáles alimentos debes sustituir por otros. ¡Sé consciente de lo que antes no supervisabas! ¿Comes siempre que ves televisión?
Reemplaza cada hábito poco saludable por otro que sea un poco mejor
Sustituye un detalle, un lugar, una hora, una cantidad o un sabor. Ve poco a poco cambiando pequeños factores, como por ejemplo, decidir siempre comer todo lo que requiera el uso de cubiertos en la mesa, en vez de sentarte a ver películas. Se ha visto que esta práctica nos hace comer más cantidad e incluso repetir. Al modificar este ambiente, notarás algunos cambios en el comer que ni te imaginabas.
Refuerza los nuevos hábitos adquiridos
Cada nuevo hábito es una puerta a otro más saludable.
Es un maratón; la meta se alcanzará a largo plazo. Tal vez ya en esta etapa, siguiendo con el ejemplo de comer frente al televisor, puedas eliminar por completo esta práctica, al incluir las comidas ligeras que todavía te permitías comer como bocadillos, postres o “pop corn”.
Aclaramos que tener una noche de películas con dulces y “pop corn” no necesariamente es malo (siempre y cuando no padezcas de alguna condición que te impida este consumo); el problema viene cuando esto se convierte en un hábito de todos los días.
Cada pequeño cambio es un gran logro
Para no entrar en modo automático debes introducir un cambio mínimo en la secuencia. Este sería uno que no requiera demasiado esfuerzo porque así lo cumplirás. Por ejemplo:
Cambia tu marca de galletas o snacks por una más saludable
Te fijas que no dijimos “elimina las galletas” de primera instancia, solo que busques una mejor alternativa. ¡Es un excelente primer paso!
Come los antojos con la mano que no acostumbras y serás consciente de cuántas veces lo haces
Llevarte una papa frita a la boca te dará más trabajo que antes. Es una buena manera para detener el modo automático.
Reduce el azúcar que le echas al café hasta acostumbrarte al sabor
Cuando lo tomes sin azúcar, ¡hasta las almendras te parecerán dulces! ¿Cómo lograrlo? Todos los días echa en la cucharadita menos azúcar. Naturalmente, tu paladar se acostumbrará con los días.
Sustituye las salsas
Cambia la salsa para aderezar ensaladas por vinagretas de limón, aceite de oliva o vinagre balsámico.
Tu meta no solo es ahora, sino en el futuro
¿Lo ves? Imagina que cada día tomas una decisión positiva sobre tu alimentación. Si hoy cambias el 1% de tus hábitos, al mes será un 30% y en 2 meses un 60%. Se trata de crear un efecto dominó. Cada ficha mueve otra mayor. Empieza con un hábito saludable y poco a poco irás arrastrando muchos más. No fijes metas demasiado agresivas. ¿Cómo se sube a la cima de la montaña? Paso a paso. Así que disfruta del proceso.
En TOLIC queremos ayudarte a que sigas saludable. ¡Lee algunos de nuestros artículos y descubre otros consejos interesantes!